El amor es expansión y el egocentrismo es contracción.
El amor es, por tanto, la ley de la vida.
El que ama vive;
aquel que es egocéntrico
tiende a desaparecer en una vida mecanizada
carente de realización.
Si se examina el aspecto teórico del arte de amar
y se comprende, nos enfrentamos ante de la práctica del arte de amar.
La gente ha perdido la capacidad de ver más allá de las cosas,
espera recibir recetas del tipo "cómo debe hacerlo",
algo así como pretender que le enseñen a amar.
Lo que sugiero es aprender a meditar,
meditar es el mejor modo de aprender a amar a lo Divino.
Si no encuentras placer en el contacto con lo esencial,
te resultará difícil continuar la práctica.
La verdad siempre está ante nuestros ojos.
Requerirla no es cuestión de buscarle utilidad, como un bien acumulable.
La búsqueda de la espiritualidad,
como estudio para ser acumulado, no tiene sentido.
La conciencia esencial es el principio fundamental que anima la vida,
es lo que le da sentido a la vida misma,
y saberlo implica que se está mostrando la paz profunda.
Si existe un camino hacia el saber,
este es el amor, y hasta que no hace su aparición,
no se puede hacer nada mejor que seguir el camino de la devoción.
El amor es una preparación y debe desapegarse
de su especificación en cuanto se está viviendo en la realización.
La observación sin juicio logra el amor sin conflicto,
sin esperar ser amado.
La relación verdadera ocurre sólo en el presente inmediato.
Dejamos de imaginar la vida y comenzamos
a vivir verdaderamente, ahora mismo.
Todo lo que se ve es la inmensidad del amor
en la conciencia esencial.
Lo que antes se veía era lo que la dualidad permitía.
Nuestra esencia natural es no nacida
y saberlo provoca paz.
Extractos del Libro: Resplandor No-Dual
R.Malak - María Luisa
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