Nuestro ser, presencia consciente, no conoce resistencia a ninguna aparición y, por tanto, es la felicidad misma;
como el espacio vacío, que no puede ser perturbado y, como tal, es la paz misma;
al igual que esta pantalla, es íntimamente una con todo lo que aparece en ella y, por tanto, es el amor mismo;
y como el agua que no se ve afectada por la forma de una ola, es la libertad misma.
Alegría sin causa, paz imperturbable,
amor que no conoce opuesto
y libertad en medio de toda experiencia…
esta es nuestra naturaleza
siempre presente
bajo todas las circunstancias.
Rupert Spira
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