con plenitud, sólo entonces podrás amar.
El amor es un florecimiento extraño.
Sólo sucede de vez en cuando.
Millones y millones de personas viven con la falsa actitud de ser amantes. Creen que aman, pero se trata sólo de su creencia.
El amor es un florecimiento raro. A veces, sucede. Es raro porque sólo puede producirse cuando no hay temor; nunca antes.
Esto quiere decir que el amor puede ocurrirle sólo a alguien profundamente espiritual, a alguien
religioso.
religioso.
El sexo es posible para todos; el conocimiento es posible para todos. Pero no el amor.
Cuando no tienes miedo, no hay nada que ocultar. Entonces, puedes estar abierto, puedes retirar todas las fronteras y puedes invitar al otro a entrar hasta tu centro mismo.
Y recuerda: si permites que alguien penetre en ti tan profundamente, el otro te dejará penetrar en él o en ella pues, cuando le abres la puerta a alguien, se genera confianza.
Cuando no tienes miedo, el otro pierde los temores. En tu amor, siempre hay miedo. El marido teme a la esposa, y la esposa le teme al marido. Los amantes siempre están temerosos.
Entonces, no se trata del amor, es sólo un acuerdo entre dos personas temerosas que dependen la una de la otra, peleando, explotando, manejando, controlando, dominando, poseyendo. Pero no es el amor.
El amor es difícil. Es necesario deshacerse del miedo. Y esto es lo extraño: que estás tan asustado y no tienes nada que perder.
Kabir dijo en alguna parte: "Analizo a la gente. Están muy asustados, pero no llego a entender por qué, dado que no tienen nada que perder."
Entonces, no se trata del amor, es sólo un acuerdo entre dos personas temerosas que dependen la una de la otra, peleando, explotando, manejando, controlando, dominando, poseyendo. Pero no es el amor.
El amor es difícil. Es necesario deshacerse del miedo. Y esto es lo extraño: que estás tan asustado y no tienes nada que perder.
Kabir dijo en alguna parte: "Analizo a la gente. Están muy asustados, pero no llego a entender por qué, dado que no tienen nada que perder."
Dice Kabir: "Son como alguien que está desnudo, pero que nunca toma un baño en el río, porque le da miedo: ¿dónde secará su ropa? Ésta es la situación en la que te encuentras: estás desnudo, sin ropa, pero siempre te preocupas por la ropa."
Medita acerca de ello. Y, después, permite que el otro entre en ti, invítalo. No crees barreras en ninguna parte; vuélvete un pasadizo siempre abierto, sin cerraduras, sin puertas, sin puertas cerradas.
Así, el amor se hace posible.
Cuando se reúnen dos centros, hay amor.
El amor es un fenómeno químico;
igual que cuando se unen el hidrógeno y el oxígeno,
y se crea algo nuevo: el agua.
Puedes tener hidrógeno, puedes tener oxígeno pero, si tienes sed,
no te servirán de nada.
Puedes tener todo el oxígeno que quieras,
todo el hidrógeno que quieras,
pero la sed no se te pasará.
Cuando se reúnen dos centros, se crea algo nuevo.
¡Eso nuevo es el amor!
Es igual al agua. La sed de muchas, muchas vidas, se satisface. De repente, te pones contento. Ése es un índice visible del amor: te pones contento, como si hubieras conseguido todo.
No hay nada que lograr ahora; has alcanzado el objetivo. No hay más objetivos, el destino se ha cumplido.
La semilla se ha transformado en flor: su florecimiento fue completo.
Un contento profundo es el signo visible del amor. Cada vez que una persona está enamorada, está profundamente contenta.
El amor no se puede ver sino a través del contento, la profunda satisfacción que lo rodea... su misma respiración, cada uno de sus movimientos, su existencia misma: alegre.
Tal vez te sorprenda que afirme que el amor te deja sin deseo, pero que el deseo va con descontento. Deseas porque no tienes. Deseas porque piensas que, si tuvieras algo, serías feliz.
El deseo se genera en el descontento.
Cuando hay amor, y dos centros se encuentran, se disuelven y se fusionan, y nace una nueva sustancia química, hay alegría.
Es como si toda la existencia se hubiera detenido: no hay movimiento.
Entonces, el momento presente es el único momento.
Y entonces puedes decir: "¡Ah! Esta torta está deliciosa."
Ni siquiera la muerte significa nada para un hombre enamorado.
Por eso te digo que el amor te dejará sin deseo.
No tengas miedo, abandona tus temores, ábrete.
Permite que otro centro acceda a tu centro interior.
Renacerás a través de ello,
se creará una nueva cualidad del ser.
Si hay amor allí,
tendrás verdaderamente por primera vez la sensación
de que la existencia es divina
y de que todo es una bendición.
Pero hay que hacer mucho antes de que esto pueda suceder. Hay mucho que destruir antes de que esto pueda suceder. Debes destruir todo lo que genera barreras en ti.
Haz del amor un "sadhana", una disciplina interior. No dejes que sea sólo algo frívolo.
No permitas que se transforme sólo en una ocupación de la mente. No permitas que se vuelva únicamente una satisfacción corporal. Haz de él una búsqueda interior...
Déjame explicarlo: si amas a una persona, primero desaparece poco a poco la periferia de la persona, desaparece la forma de la persona. Te acercas cada vez más al interior, que no tiene forma.
Poco a poco, la forma se torna vaga y desaparece. Y, si llegas a más profundidad, incluso este individuo sin forma comienza a desaparecer y a fundirse.
Entonces, se abre el más allá.
Así, ese individuo particular era sólo una puerta, una apertura.
Y, a través de tu amado, encuentras lo divino.
...El primer vislumbre siempre llega a través de un individuo.
Es difícil estar en contacto con lo universal.
Es tan grande, tan vasto, tan sin comienzo y sin final:
¿por dónde empezar? ¿Por dónde ingresar?
El individuo constituye la puerta de entrada.
Enamórate
OSHO
Después de una larga ausencia del mundo bloguero, vuelvo a saludar a los amigos.
ResponderEliminarEn realidad siempre estuve aquí.
Un abrazote muchachote!