Cuando cada uno de nosotros
explora lo que “yo soy”,
a medida que la mente va de vuelta hacia atrás
a su naturaleza esencial,
todos llegamos al mismo
sentimiento de ser.
En otras palabras,
a un nivel más profundo
nuestras mentes son una.
Esto es lo que es la experiencia del amor,
el reconocimiento de nuestro ser compartido
y no hay separación
ni limitación
ni distinciones
en ese uno.
La consciencia no está jamás dividida
en una serie de yoes separados.
De la misma manera
como el único espacio del universo
no está dividido en distintos espacios en cada edificio,
no hay espacio separado,
hay un único y vasto espacio en el universo,
aparentemente separado en distintos edificios,
pero en realidad no separado.
El yo separado es como eso:
no hay una consciencia separada que sea real.
Rupert Spira
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