Obrero del Amor

El obramor reúne la chispa con la llama, 

el grano con la arena, la gota con el mar.
Intermedia entre el Padre y las perdidas almas
que llegan a la hora de dejarse encontrar ...

El obramor se deja empuñar por el cielo 

para abrir una herida en el velo mortal.
Y que la Luz penetre a relucir lo eterno,
sobre lo pasajero, lo malo, lo irreal ...

El obramor despierta aquellas energías 

que esperaban dormidas su tiempo de vibrar.
Por eso es que se dice que él las ilumina, 

al reavivar el fuego que las empuja a actuar.

El obramor se alinea al Espíritu Santo 

para actuar como puente del Hijo al regresar.
Su ser se apresta siempre a ser lugar de paso 

del Amor que desciende al abrirse un canal.

El obramor se vuelca a reencausar las almas 

pero siempre respeta su Luz individual.
El no mezcla su juicio, ni aún sus esperanzas, 

y descansa sus ansias en la Gran Voluntad.

El obramor se olvida de primeras personas 

y desconoce el filo del ser individual.
Con humildad se funde en Uno con su obra, 

que es la Obra del Todo que hace a la Unidad.

El obramor se entrega a todos los que sufren 

porque aún no han ganado una forma de amar.
El sendero o distancia, los separa y los une, 

porque él ha aprendido a amarse en los demás.

El obramor se crea al hacerse Camino, 

Verdad y compromiso con su identidad.
Resurrección y Vida de todo lo asumido
en la infinita escala de ser y realizar.

El obramor se sabe formando una cadena 

de obramores que viven para desenredar
a nuevos eslabones que aunque no lo recuerdan
también están en Tierra: ¡Para siempre obramar!

 "Cuando obra el amor, es Dios quien obra"