En el corazón de Dios

Dijo Almitra: Háblanos del amor.
Y él alzó la cabeza y miró a la multitud y un silencio cayó sobre todos...y con fuerte voz dijo:

Cuando el amor los llame, síganlo, 

aunque sus caminos sean agrestes y escarpados.

Y cuando sus alas los envuelvan, déjenlo, 

aunque la espada oculta en su plumaje pueda heriros.

Y cuando les hable, crean en él, 

aunque su voz pueda destrozar vuestros sueños. 

Como el viento devasta vuestros jardines. 

Porque así como el amor nos corona, 
así nos crucifica. 

Así como nos agranda, también nos poda.

Así como asciende a lo más alto, 

acariciando nuestras más tiernas ramas, 

que se estremecen bajo el sol, 

así bajará hasta vuestras raíces 

y las sacudirá en un abrazo con la tierra.

Nos desgarra para desnudaros. 

Nos cierne, para poder librarnos de nuestras coberturas. 

Nos pulveriza para volvernos blancos. 

Nos amasa, hasta volvernos flexibles y dóciles.

...Y nos asigna luego a su fuego sagrado 

para que podáis convertirnos en sagrado pan 

para la fiesta sagrada de Dios.

Todo esto hará el amor en ustedes, 

para que puedan conocer los secretos
de su corazón y 
convertirse por ese conocimiento,

en un pedazo del corazón de la vida.

Si es su miedo lo que les lleva 
a buscar solamente 

la paz y el placer del amor, 

entonces mejor cubrir su desnudez 
y alejarse de sus umbrales

hacia un mundo sin primavera 
en el cual reirán, pero no con toda su risa 
y llorarán, pero no con todas vuestras lágrimas.

El amor no da nada más 
que a sí mismo,
no toma nada más 
que de sí mismo. 

No posee ni es poseído. 

Porque el amor es suficiente 
para el amor.

Cuando amen no deben decir:
"Dios está en mi corazón", 

sino:
 "Estoy en el corazón de Dios".

Y no piensen que podrán dirigir 
el curso del amor...

Porque el amor,
si los halla dignos, dirigirá su curso.

El Amor no tiene más deseo
que el de alcanzar su plenitud. 

...

El Profeta.

Khalil Gibran