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lunes, 31 de agosto de 2015

SAI BABA su mensaje de Amor Universal




Todas las religiones enseñan una disciplina básica:
la eliminación de la mancha del egoísmo de la mente, 
la restricción que se ejecute después de goces triviales. 

Cada religión enseña al hombre a llenar su ser 
con la gloria de Dios, 
y desalojar la pequeñez de presunción. 

Le entrena en los métodos 
de discernimiento y discriminación 
para que pueda apuntar alto y alcanzar la liberación. 

Creo que todos los corazones están motivados 
por el mismo y único Dios, 
que es el mismo al que todas las religiones glorifican; 
que todos los nombres en todos los idiomas, 
y todos los hombres puede concebir formas 
que denotan el mismo principio divino. 

Su adoración se hace mejor por medio del amor. 

Cultivar esta actitud 
de la Unicidad entre los hombres 
de todos los credos, 
todos los países 
y todos los continentes 

Ese es el mensaje de amor que traigo. 
Este es el mensaje que deseo que tomen en serio






Yo he venido a encender la lámpara del amor 
en sus corazones, 
para ver que brille cada día con más esplendor. 

No he venido a hablar en nombre 
de ninguna religión o credo en particular, 
como el hinduismo. 

No he venido en ninguna misión de publicidad 
para ninguna secta, credo o causa;
pues no he venido a recoger seguidores 
para ésta o cualquier doctrina, 
 no tengo un plan para atraer discípulos 
o devotos hacia Mi. 

He venido a hablarles de esta fe unitaria universal, 
de este principio átmico (del espíritu), 
de este camino de amor



viernes, 28 de agosto de 2015

EL AMOR ES PARA TODOS


FRASES COMPASIVAS

* Aunque haya religiones diferentes, 
debido a distintas culturas, 
lo importante es que todas coincidan 
en su objetivo principal: 
ser buena persona y ayudar a los demás.

* Si alguna vez no te dan la sonrisa esperada, 
sé generoso y da la tuya. 

Porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa, 
como aquél que no sabe sonreír a los demás.

* A través de la paz interior 
se puede conseguir la paz mundial. 

Aquí la responsabilidad individual 
es bastante clara 
ya que la atmósfera de paz 
debe ser creada dentro de uno mismo, 
entonces se podrá crear en la familia 
y luego en la comunidad.

* Es mucho mejor hacer amigos, 
comprenderse mutuamente 
y hacer un esfuerzo para servir a la humanidad, 
antes de criticar y destruir.

* La compasión es la raíz 
de todas las formas de veneración.

* La esencia de la vida espiritual 
está formada por nuestros sentimientos 
y nuestras actitudes hacia los demás.

* La bondad o la maldad de los actos 
la determina su fruto.

* Para crear una paz interior, 
lo más importante es la práctica 
de la compasión y el amor, 
la compresión y el respeto 
por todas las formas de vida.

DALAI  LAMA


lunes, 24 de agosto de 2015

Los siete pasos hacia el Amor - DALAI LAMA



Cuando hablo de amor y compasión 
no lo hago como budista, 
ni como tibetano, 
ni como Dalai Lama, 
sino como ser humano 
que habla a otro ser humano

Esa es la primera declaración que hace su santidad Tenzin Gyatzo, Dalia Lama, el guía temporal y espiritual del pueblo tibetano, en esta publicación que busca abrir la mente y el corazón para obtener mejores convivencias y lograr la felicidad en cada uno.

Su intención es enseñar a cómo transformar la vida diaria, el pensamiento y nuestra relación con los demás, tomando como base al amor, la compasión y el interés por quienes nos rodean.

De esta manera, “Los siete pasos hacia el amor” del Dalai Lama (Debolsillo de Random House Mondadori) entrega conocimientos antiguos y sencillos para aprender hoy cómo hacerlo en la vida diaria.

El guía espiritual habla de amor, compasión, tolerancia y paciencia para conservar la paz interior y para apaciguar la irá de los demás. Para ensayar esta forma amorosa de relación, dice que es necesario mantener una disciplina meditativa, conciencia y comprensión clara de los efectos que trae actuar desde la rabia y no desde el amor. Para ello, expresa, que es primordial cultivar la mente. De ahí la meditación.

Explica que todas religiones transmiten mensajes de amor, compasión, sinceridad y honestidad, pero si uno se apega demasiado a esos mensajes e intenta imponer estos valores, sin respeto a los otros, surgirá el conflicto.

En ese sentido, invita a ir más allá de cuestiones filosóficas y practicar el amor diariamente.

“Las personas sabias piensan en los demás, ayudan en todo lo que pueden y el resultado es felicidad”.

El objetivo, comenta, debe servir a los demás, no dominarlos. Por eso llama a su religión sencilla y que no necesita templos, ni complejas filosofía. 

“Tu propia mente, tu propio corazón es el templo; tu filosofía, la simple bondad”, asegura. 


Los siete pasos 

Es conocido que en el Tibet, se guardan las enseñanzas y prácticas espirituales de un gran número de grandes yoguis-eruditos que conducen a la iluminación, según la cultura tibetana. El compendio que las atesora se llama “Los estadios del camino hacia la iluminación”, donde con detalle enseñan los diferentes niveles que habrá que cursar para ir profundizando para llegar a ese estado que alcanzan los maestros espirituales.

Sin embargo, para que más personas puedan acceder a estos conocimientos, está el libro “Los siete pasos hacia el amor”, que el Dalai Lama escribió para mostrar el camino para desarrollar el amor.

Antes de comenzar, recomienda el guía espiritual, es necesario aprender ciertas prácticas meditativas que ayudarán a desarrollar la ecuanimidad, trabajar el desapego y entender el por qué se dice que la naturaleza de la mente es pura y que las emociones contraproducentes arraigadas en la mente son susceptibles de ser modificadas.

El primer paso que invita a recorrer es “Reconocer a los amigos”, para tener una actitud fuertemente positiva hacia círculos de personas cada vez más amplios. “El ejercicio comienza con la elección de tu mejor amiga o amigo como modelo para evaluar a otros amigos menos íntimos; luego a las personas neutrales, y por último, a los enemigos –personas que querrían perjudicaros a ti y a tus amigos-. La tarea más difícil en este paso es apartar las piedras emocionales que te impiden progresar”.


El segundo movimiento es “Agradecer la bondad” y reflexionar sobre la ternura y piedad con que familiares y amigos se han mostrado hacia nosotros, sobre todo en la infancia. “Cuando empezamos a sentir agradecimiento por esa bondad podemos extender poco a poco nuestra gratitud a personas que no pertenecen a nuestro círculo de amigos”, señala.


El tercero y cuarto están relacionados y se refuerza mutuamente. Uno es “Corresponder a la bondad”y el siguiente es “Aprender a amar”. Es decir, realizar acciones que reflejen esa gratitud hacia el otro y reconocer el sufrimiento humano. “Este proceso no consiste en buscar un amor nuevo y espiritual, sino en utilizar los sentimientos de amor familiar y aplicarlos a círculos cada vez más amplios”, subraya.

Posteriormente, vendrá un extenso capítulo para aprender a distinguir entre amor y apego y cómo el amor, es la base de los derechos humanos.

Los pasos que siguen son “El poder de la compasión”, “El compromiso pleno” y el último, “Buscar la iluminación altruista”. Cada uno de ellos buscará despertar el deseo de unidad y el entusiasmo que causa pensar y actuar en correspondencia para que todos los seres sean felices.

El libro “Los siete pasos hacia el amor”, no solo enseña teoría o filosofía sino que cada capítulo va acompañado de una serie de ejercicios que servirán al lector poner en práctica rápidamente los contenidos tibetanos.

El objetivo final de la lectura, se podría describir como un impulso para vivenciar una realidad menos centrada en uno mismo y más abierta hacia entregar amor los demás, ya que según los tibetanos, esa sería la clave de la verdadera felicidad.




http://www.budismolibreylaico.org/docs/fichas/Dalai%20Lama,%20Los%20siete%20pasos%20hacia%20el%20amor.doc

viernes, 21 de agosto de 2015

Amor y Poder (Suzuki Zen) - 2da Parte


Siendo una urdimbre infinitamente complicada de interrelación, la vida no puede existir sin el sostén del amor. 

Deseando dar vida a las formas, el amor se expresa en todos los modos de ser. 

Pero la forma es necesariamente individual y el intelecto discriminador es propenso a tomarla por la realidad última; de ahí nace el concepto de poder. 

Cuando el intelecto se desarrolla siguiendo su propio curso, embriagado por el éxito conseguido en el campo utilitario de la actividad humana, el poder ataca ciegamente y hace estragos a su alrededor.

El amor es afirmación, una afirmación creativa; nunca es destructivo ni aniquilador, pues, a diferencia del poder, todo lo abraza y todo lo perdona. el amor penetra su objeto y se hace uno con él, mientras que el poder, siendo característicamente dualista y discriminador, aplasta cualquier objeto que se alce contra él o bien lo conquista y lo esclaviza bajo su yugo.

El poder hace uso de la ciencia y de todo lo que pertenece a su ámbito. En la medida en que la ciencia se limita al campo de lo analítico y es incapaz de ir más allá del estudio de las infinitamente diversificadas formas de diferenciación y sus dimensiones cuantitativas, no es en absoluto creativa. Lo que en ella hay de creador es su espíritu de indagación, que está inspirado por el amor y no por el poder. Donde hay cooperación entre poder y ciencia, tal colaboración evoca siempre en la invención de variados métodos de barbarie destrucción.


Amor y creatividad 
son dos aspectos de una misma realidad, 
pero, frecuentemente, 
la creatividad está separada del amor. 

Cuando se lleva a cabo esta ilegítima separación, la creatividad viene a asociarse con el poder. El poder pertenece realmente a un orden inferior al amor y la creatividad, pero cuando se adueña de ésta última, se convierte en agente extremadamente peligroso de toda clase de males.

Esta noción de poder nace inevitablemente de una interpretación dualista de la realidad. 

Cuando el dualismo se niega a reconocer la presencia de un principio integrador subyacente, su inmediata tendencia a la destrucción se manifiesta de forma brutal y arbitraria.
Uno de los más conspicuos ejemplos de este despliegue de poder se observa en la actitud occidental hacia la Naturaleza. 

Los occidentales hablan siempre de conquistar la Naturaleza, pero nunca de armonizarse con ella. 

Ascienden a una elevada montaña y afirman que la han conquistado. Consiguen enviar un determinado tipo de proyectil hacia el cielo y proclaman que el espacio ha sido conquistado. ¿Por qué no dicen que conocen ahora la Naturaleza mejor que antes?
Desgraciadamente, el concepto de hostilidad está penetrando cada rincón del mundo, y palabras como «control», «conquista», «condicionamiento» y otras similares están a la orden del día.
La noción de poder excluye los sentimientos de personalidad, reciprocidad, gratitud y relación en cualquiera de sus formas. Sean cuales fueren los beneficios que puedan derivarse del avance de las ciencias, de la siempre renovada tecnología y de la industrialización en general, no se nos permite una universal participación en ellos, pues el poder tiende a monopolizarlos en lugar de distribuirlos equitativamente entre toda la familia humana.

El poder es siempre arrogante, dogmático y exclusivista, mientras que el amor es humilde y omnicomprensivo.

El poder representa la destrucción, incluso la autodestrucción, del todo contraria a la creatividad del amor.

El amor muere y vive de nuevo, mientras que el poder mata y es matado.

Tengo entendido que fue Simone Weil quien definió 
el poder como la fuerza que transforma 
las personas en cosas. 

Paralelamente, podríamos definir 
el amor como la fuerza que 
transforma las cosas en personas. 



El amor aparece así como algo radicalmente opuesto al poder, y amor y poder deberían ser considerados como mutuamente excluyentes, de forma que donde hay poder no puede haber ni sombra de amor y donde hay amor el poder no logra imponer su presencia.

Esto es correcto en una cierta medida, pero la realidad es el que el amor no está opuesto al poder y es sólo éste el que imagina estar opuesto a aquél. 

En realidad, el amor todo lo abarca y todo lo perdona; es un disolvente universal, un agente vivaz e infinitamente creador. 

Como el poder es siempre dualista y, por consiguiente, rígido, dogmático, destructivo y aniquilador, se vuelve contra sí mismo, autodestruyéndose cuando no tiene nada que conquistar. Esta es la naturaleza del poder ¿no es esto lo que podemos comprobar hoy en día, particularmente en las cuestiones de política internacional?

Lo que es ciego no es el amor, sino el poder, pues éste se revela absolutamente incapaz a la hora de comprender que su existencia depende de algo distinto a sí mismo. 

Se niega a entender que sólo podrá ser él mismo a condición de aliarse con algo que le supera infinitamente, y el desconocimiento de esta realidad le hace precipitarse directamente hacia el abismo de la autodestrucción. 

La catarata que ciega su vista debe ser extirpada para que pueda experimentar la luminosidad. Sin esta experiencia, todo se hace irreal para el ojo miope y nublado del poder.

Cuando el ojo no consigue ver la realidad tal cual es, es decir, en su talidad, una nube de miedo y de recelo se extiende sobre todas las cosas que surgen ante él. 

No siendo capaz de ver la realidad en su talidad, el ojo se engaña a sí mismo y desconfiando de cualquier cosa que confronta pretende destruirla. Una mutua sospecha se desencadena, y cuando esto ocurre ningún cúmulo de explicaciones podrá reducir la tensión. Cada lado recurre a toda clase de argumentos retóricos y subterfugios, lo que, a nivel de política internacional, recibe el nombre de diplomacia. Pero en tanto no haya una mutua confianza y amor y un espíritu de reconciliación por ambas partes, ninguna diplomacia aliviará la intensidad de la situación generada por su propia dinámica interna.
Quienes están embriagados de poder son ineptos para percibir que el poder es enceguecedor y que su horizonte interior es cada vez más estrecho. El poder está así asociado con el intelecto y hace uso de él en cualquier circunstancia. 

El amor, sin embargo, trasciende el poder, porque en su penetración en la esencia de la realidad, lejos, más allá de la finitud del intelecto, es en sí mismo infinito. 

Sin amor no se puede percibir la red de relaciones infinitamente expansiva que configura la realidad. 

O, a la inversa, también podríamos decir que si no se ve la infinita urdimbre de la realidad no se puede nunca experimentar el amor en su verdadera luz. 

El amor confía, es siempre afirmativo y omniabarcante. 
el amor es vida y, por tanto, creación. 

Todo lo que toca es vivificado y potenciado 
por un nuevo impulso de crecimiento. 

Cuando se ama a un animal, 
éste crece más inteligente; 
cuando se ama a una planta se conocen 
todas sus necesidades. 

El amor nunca es ciego; es una reserva de luz infinita.



Pero el poder, al ser ciego y autolimitador, no puede contemplar la realidad en su talidad; por consiguiente, lo que ve es irreal. El poder es en sí mismo irreal y todo lo que con él entra en contacto participa de la misma irrealidad. El poder medra sólo en un mundo de irrealidades y, de esta forma, se convierte en símbolo de la hipocresía y la falsedad.

Para concluir: Comprendamos primero el hecho de que sólo progresamos cuando cooperamos con los demás, siendo sensibles a la verdad de la interrelación de todo lo que existe. 

Dejemos morir entonces las ideas de poder y conquista 
y resucitemos a la eterna creatividad del amor 
que todo lo abraza y todo lo perdona. 

El amor fluye de la certera visión de la realidad tal cual es, y es también el amor lo que nos hace sentirnos responsables -individual y colectivamente- de todas las cosas, buenas o malas, que ocurren en nuestra comunidad humana; en consecuencia, debemos luchar por mejorar o transformar cuantas condiciones adversas se opongan al universal avance del bienestar y la sabiduría de la humanidad.


Daisetz T. Suzuki
"Amor y Poder", del libro Budismo Zen

lunes, 17 de agosto de 2015

Amor y Poder (Suzuki Zen)


Nunca como ahora hubo en la historia de la humanidad una tan urgente necesidad de guías espirituales y de exaltación de los valores espirituales.

Muchas cosas magníficas se han realizado en este y en el pasado siglo de cara al progreso del bienestar humano. Pero, curiosamente, parece haberse olvidado que nuestro bienestar depende básicamente de nuestra sabiduría y actitud espirituales. Es debido exclusivamente al no reconocimiento pleno de este hecho, el que podamos ver cómo el mundo actual se encuentra inmerso en un ambiente putrefacto de odio y violencia, de miedo y falsedad. En realidad, estamos haciendo, no sólo individual, sino internacional y racialmente, todo lo posible para una destrucción mutua.

De todos los valores que hemos podido imaginar, 
ninguno tan imperiosamente necesario 
como el que hoy tratamos de poner de relieve: 
el amor.

Es el amor lo que crea la vida. 

La vida no puede sostenerse sin amor. 

Mi firme convicción es que la inmunda y sofocante atmósfera actual de odio y miedo está originada por la desaparición del amor fraterno y la hermandad y universal: casi no hace falta decir que esta asfixia procede de la no comprensión de que la comunidad humana es una red sumamente compleja y extensa de interdependencia mutua.

La enseñanza moral del individualismo, con todos sus corolarios significativos, es realmente muy sagaz, pero debemos recordar que el individuo es no-existente cuando queda aislado de los otros individuos y separado del grupo a que pertenece, ya sea este grupo biológico, político o cosmológico. 

Desde un punto de vista matemático, el número uno no puede ser nunca uno, no puede ser nunca él mismo, en tanto no es puesto en relación con los demás números, cuya serie es infinita. 

La existencia de un número solo, por sí mismo, es impensable. 

Moral o espiritualmente, esto significa que la existencia de cada individuo, sea él consciente o no de este hecho, está en función de una omnienvolvente e infinitamente expansiva red de relación amorosa que nos incluye no sólo a cada uno de nosotros, sino también a todo lo que existe. 

El mundo es una gran familia, y nosotros, todos nosotros, somos sus miembros.

No sé en qué medida podrá la geografía tener algo que ver con la configuración del pensamiento humano, pero el hecho es que fue el Lejano Oriente donde en el siglo VII se desarrolló un sistema de pensamiento conocido como escuela de filosofía Kegon. 

El Kegon está basado en las ideas de fusión, interpelación, interrelación o mutua inobstrucción.

Cuando esta filosofía de la interrelación de las cosas es correctamente comprendida, el amor comienza a ser realizado, pues amar es reconocer a los otros y tomarlos en consideración en todas las circunstancias de la vida. 



Hacer a los demás 
lo que quisiéramos que éstos hicieran con nosotros 
es la clave fundamental del amor, 
y es esto lo que de forma natural 
nace de la conciencia de relación mutua.

La idea de mutua relación y consideración excluye la noción de poder, pues el poder es algo aportado desde afuera a una estructura de relaciones internas. El uso del poder es siempre susceptible de ser arbitrario, despótico y alienante.

Lo que en estos momentos nos perturba no es otra cosa que una erróneamente exagerada reivindicación del concepto de poder por quienes no siendo capaces de ver su verdadera naturaleza, tampoco lo son de utilizarlo en beneficio de todos.

El amor no es un imperativo impuesto a nosotros por algún agente externo, pues ello implicaría un sentido de poder. 

Un exacerbado individualismo es el caldo de cultivo en el que el sentimiento de poder es engendrado y alimentado; por este motivo, es egocéntrico, en el sentido de que se afirma a sí mismo de forma arrogante y a menudo violenta cuando poniéndose en acción trata de sojuzgar a los otros. 

El amor, por el contrario, nace de la reciprocidad y la interrelación y está lejos del egocentrismo y la autoexaltación. Mientras el poder, superficialmente fuerte e irresistible, es en realidad estéril, el amor, aunque autonegación, es siempre creativo, pues es la raíz de la existencia. 

El amor no necesita de ningún agente externo y todopoderoso para manifestarse. 

Amor es vida y vida es amor.


Daisetz T. Suzuki
"Amor y Poder", del libro Budismo Zen

viernes, 14 de agosto de 2015

AMIGO Maestro


En el plano más profundo y más elevado,
el maestro y el discípulo 
no están ni pueden estar jamás separados 
en modo alguno;
pues la tarea del maestro 
consiste en enseñarnos a recibir, 
sin obscurecimientos de ninguna clase, 
el claro mensaje 
de nuestro maestro interior, 
y en hacernos cobrar conciencia 
de la presencia continua 
de ese maestro supremo 
en nuestro interior.

Sogyal de niño con su maestro Jamyang Khyentse 

Rezo porque todos ustedes 
puedan saborear en esta vida 
la alegría 
de esta perfectísima 
clase de amistad.

El libro tibetano de la vida y de la muerte
SOGYAL RIMPOCHÉ

lunes, 10 de agosto de 2015

El Amor es la madre de todas las cosas

El amor es aquello que lo incluye todo. Aquello que nunca está separado de nada. 

El amor es la madre de todas las cosas. 

El amor no es algo que sucede entre dos individuos separados. 


El amor es la experiencia 
de la ausencia de separación 
entre lo que parecen ser 
dos individuos separados. 

Es el reconocimiento 
de nuestra unidad fundamental.


Ahora mismo, si miramos hacia fuera, parece que somos seres humanos separados. Eso es lo que vemos cuando miramos a través del ojo de la mente.

Pero cuando miramos hacia dentro, hacia lo que verdaderamente somos en el centro, esta consciencia...,
ahí somos una única consciencia, todos somos uno.

Eso nos está mirando a través del ojo del amor.
Si miramos a los dedos de la mano, están separados; pero si miramos a la mano, son uno.

El amor no impone nada. Es como el aire; no nos impide movernos, pero sin él moriríamos.

El amor es siempre libertad.

El amor que impone límites, que es posesivo, no es amor... Es una caricatura.

El amor es la capacidad de ponerse uno en la situación del otro, lo cual significa comprender realmente su punto de vista. 

Todos conocemos esa experiencia que tenemos cuando alguien nos escucha y nos comprende, lo que sentimos en ese momento, eso es amor, eso es amar y ser amado. 

Esta habilidad para comprender el punto de vista de otras personas es muy importante. 
Se produce cuando nosotros no mantenemos ningún punto de vista. 

Por tanto, para poder entender los puntos de vista de los demás, tenemos que permanecer libres de todos los hábitos mentales, permanecer en un estado de libertad absoluta. 

De verdad. Sin distorsiones.

Pero incluso no es suficiente con estar libres de puntos de vista, de conductas prefijadas, sino que también se requiere estar libres de todo sentimiento personal interno al nivel de nuestro cuerpo. 

Lo anterior no quiere decir que no se perciban sensaciones, sino que no haya identificación con nuestro cuerpo, identificación con las sensaciones en el cuerpo.


Cuando estamos libres de tales identificaciones, 
no estamos localizados en nuestro cuerpo, 
sino que somos espacio que acoge. 

Entonces, si alguien entra en este espacio de presencia consciente, 
al estar nosotros totalmente abiertos, 
sentiremos en dicho espacio 
los sentimientos de la otra persona. 

Y esto no sucede a través de la mente, del pensar. 
Es más directo. 
Más sutil.

Si la persona acogida por nosotros, es feliz, 
sentiremos inmediatamente su dicha. 

Si por el contrario, está triste, 
sentiremos su tristeza de inmediato. 

Es este el sentido real de la palabra "compasión". 
Quiere decir: "sentir con", "ser feliz con", 
"sufrir con" y "reír con", etc. 

De forma que, cuando esto está sucediendo, 
la persona percibe que su sentir es totalmente acogido, 
que ella es aceptada por completo 
y entonces se abre, 
porque ese espacio acogedor, 
es amor.


Por tanto, de la misma manera que cuando permanecemos libres de ideas preconcebidas y creencias, somos capaces de entender el punto de vista del prójimo; cuando nos libramos de los sentimientos personales, somos capaces de sentir los sentimientos de los demás. 

Y entonces, al no estar apegados ni a sus sentimientos, ni a los nuestros, podemos dejar que todos ellos fluyan libremente a través de nosotros. 

Y cuanto sucede esto, tiene un efecto mágico, un impacto en la otras persona... que entonces ya no se opone a ellos.


FRANCIS LUCILLE
(Pasaje del libro "Flores del Silencio")
Fuente: http://francislucille.blogspot.com.ar/


viernes, 7 de agosto de 2015

Sólo hay UNO amando



Hay solamente Uno 
y no hay nada fuera de Él. 

Él es. 
Él es y Él no es; 
y ni Él es, ni Él no es. 

Él es con forma 
—todas las formas son Su forma, 
todos los nombres son Su nombre—
Él es sin forma 
y Él está más allá de la forma 
y la no forma.

Aparece al hombre como un Dios personal 
para atraerlo a la Realidad, 
que es el Ser del hombre. 

El hielo y el agua parecen diferentes, 
pero realmente son lo mismo. 
El Dios personal es como el hielo, 
y el Impersonal, Inmutable, No manifestado, 
como el agua.

...
Comprender el Uno 
es el deber supremo de todo ser humano. 

Todos los demás deberes 
están en ese único deber o son imaginarios.

El hombre es un ser humano 
sólo en la medida 
en que aspira a la realización del Sí.

A esto es a lo que está destinado el nacimiento humano. 
Si el hombre persigue otra cosa distinta, 
derrocha su tiempo y su energía, 
vive su vida en vano.

La dualidad es dolor 
por su misma naturaleza. 
El sentido de separación 
es en sí mismo sufrimiento. 

Todo dolor se debe al hecho 
de que se ve multiplicidad 
donde sólo hay Uno.

MA ANANDA MOYI

lunes, 3 de agosto de 2015

MENSAJE URGENTE PARA TU CORAZÓN


MENSAJE
del libro "Llamadme por mis Verdaderos Nombres" :Thay




La vida ha dejado en mi frente sus huellas,
pero de nuevo me he hecho un niño esta mañana...

La sonrisa que he visto en hojas y flores
ha vuelto a alisar las arrugas,
como borra la lluvia las huellas en la playa.

Comienza otra vez un ciclo de nacimientos y muertes.

Camino sobre espinas, 
pero firmemente, como entre flores.

Y mantengo la cabeza alta.

Florecen las rimas 
entre el fragor de bombas y morteros,
y las lágrimas que vertí ayer 
se han transformado en lluvia.

Me siento en calma oyendo su murmullo 
sobre el tejado de paja.

La infancia, mi tierra natal, me llama,
y las lluvias disuelven mi desesperación.

Aún estoy aquí vivo,
capaz de sonreír en silencio.

¡Oh dulce fruto ofrecido por el árbol del sufrimiento!

Llevando el cuerpo muerto de mi hermano,
atravieso en la oscuridad el arrozal.

La tierra te acogerá con fuerza 
entre sus brazos, amigo mío,
y mañana renacerás entre las flores,
esas flores que sonríen dulcemente 
en el campo al amanecer.

Ya no lloras, amigo mío, en este instante.

Hemos atravesado la profundidad de la noche.

Esta mañana,
me arrodillo en la hierba
cuando noto tu presencia.

Flores que llevan la maravillosa sonrisa
de lo inefable
me hablan en silencio.

El mensaje...

El mensaje de amor y comprensión
nos ha llegado realmente.

Este poema fué escrito en 1964 en Saigón. 

Editado en 1966 por el Movimiento de Reconciliación como tarjeta de Navidad.


LEYES DEL UNIVERSO

¡Jay Ganesha!

¡Jay Ganesha!

Luces que indican el camino


Mandalas con música para relajación y meditación

Organización Sathya Sai Baba

Diseño Gráfico

Pueblos Originarios

Camino del Amor

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OM SAI RAM

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Gracias por tu siembra, Maestro del Amor!

AYUDA AL PLANETA

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Conservación de la naturaleza

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Amigo es AM-ar estar cont-IGO

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Contenido tomado de la web

Todo lo contenido en esta pagina es parte del anima mundi que, cada uno individualmente alimentamos.
Mi gratitud a todos los autores,fotografos,creadores y blogs por sus creaciones,inspiraciones,sabiduria y amor.
Si alguien desea que sus publicaciones o creaciones sean retiradas, sólo tiene que comunicarlo y asi se hará.
Gracias Infinitas