viernes, 20 de marzo de 2015

COMO DESPERTAR EL AMOR Y LA COMPASIÓN (3era parte)



4. Servirse de un amigo para generar compasión

Otra técnica eficaz para despertar compasión hacia una persona que sufre consiste en imaginarse a un amigo muy querido, o alguien a quien se ama de verdad, en el lugar de esa persona.



Imagínese a su hermano, 
a su hijo o hija, 
a su padre 
o a su mejor amigo 
en idéntica situación dolorosa. 


Se le abrirá el corazón con toda naturalidad y despertará en usted la compasión. 

¿Qué podría querer más que librarlos de su tormento? 

Tome entonces esta compasión generada en su corazón y transfiérala a la persona que necesita su ayuda; comprobará que la ayuda es más inspirada y espontánea, y que puede dirigirla más fácilmente.
A veces me preguntan: «Si lo hago, ¿saldrá perjudicado de alguna manera el pariente o amigo al que me imagino sufriendo?». 

Al contrario, pensar en esa persona con tal amor y compasión sólo puede serle de ayuda, e incluso producirá la curación de cualquier sufrimiento y dolor que puedan haber vivido en el pasado, estén viviendo ahora o hayan de vivir aún.

El hecho de ser instrumento para el despertar de su compasión, aunque sólo sea por un instante, les acarreará abundante mérito y beneficio. 


Puesto que han sido responsables en parte de la apertura de su corazón, y de permitirle ayudar al enfermo o moribundo con su compasión, el mérito de esta acción recaerá naturalmente sobre ellos.

También puede usted dedicar mentalmente el mérito de esa acción al pariente o amigo que le ayudó a abrir el corazón. 


Y puede desearle bien a esa persona, y rezar porque en el futuro se vea libre de sufrimiento. 

Le estará usted agradecido a su amigo, y quizás éste se sienta también inspirado y agradecido si sabe que le ayudó a hacer aflorar su compasión.

De modo que preguntar: «¿Saldrá perjudicado el pariente o amigo al que imagino en lugar del enfermo o moribundo?» demuestra que no hemos comprendido realmente lo poderosas y milagrosas que son las operaciones de la compasión. 





La compasión bendice y cura 
a todos los que intervienen en el acto: 
la persona que la genera, 
la persona por medio de la cual se genera
y la persona a la que va dirigida.


Dice Porcia en la obra de Shakespeare, El mercader de Venecia:


La propiedad de la clemencia es que no sea forzada;
cae como la dulce lluvia del cielo
sobre la tierra de abajo; es dos veces bendita:
bendice al que la da y al que la recibe...

La compasión es la joya que concede los deseos, y su luz de curación se extiende en todas direcciones.


EL LIBRO TIBETANO DE LA VIDA Y DE LA MUERTE
Sogyal Rimpoche

2 comentarios:

  1. Hermoso.... Gracias por compartir esto Willy. En mi experiencia, estar CON un amigo y además poderle servir o ayudar... ¡Guau! es la alegría máxima del corazón :)

    Tarsila

    ResponderEliminar
  2. gracias Willy vere la pelicula el mercader de venecia'

    ResponderEliminar

Gracias por abrir tu corazón y convertirte en una nueva LUZ para el camino...