sábado, 22 de noviembre de 2014

THAY - LA FLOR HUMANA


Cuando nos invada la tristeza 
al ver al Maestro (Thay) imposibilitado,
recordemos lo que él mismo nos enseñó 
sobre la FLOR


Al mirar una flor a corazón abierto, 
al VERLA en profundidad,
reconocemos la impermanencia 
que la hace florecer,
comprendemos la interdependencia 
que la creó tan maravillosa,
y la ausencia de un yo individual o separado, 
que la mantiene unida a todo.

Así sentimos que en ese instante eterno 
SOMOS LA FLOR
somos los mismo, 
en nuestra esencia permanente, 
y complementarios 
en la sustancia que encarnamos...

Así, en ese AMOR PROFUNDO,
ella nos entrega su fragancia única, 
y nosotros humildemente, 
le compartimos nuestra propia vida,
nuestra vibración amorosa,
nuestra energía mejor.

Si al mirar al THAY, 
en pensamiento o sentimiento,
somos capaces de percibir su (nuestra) naturaleza real,
sin superponer una representación mental 
de lo que significa para nosotros, 
como maestro y amigo,
como eterno compañero del camino...

Entonces seremos UNO CON ÉL 
y llegaremos a SENTIR 
¡Que ya mismo
aquí y ahora
eternamente
él es en nosotros!

-Desde Caminante Willy-




¡GRACIAS THAY, 
porque en cada sonrisa te vemos
y en cada corazón que se abre, 
sentimos tu ETERNO AMOR!




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Gracias por abrir tu corazón y convertirte en una nueva LUZ para el camino...