lunes, 2 de enero de 2017

AMAR = El estado sublime

Seré capaz y recto en mi conducta,
directo y amable al hablar,
humilde y sin presunciones,
contento y fácilmente satisfecho,
con pocas preocupaciones, 
y frugal en mis costumbres.

En paz, con calma, sabiduría y destreza,
sin orgullo ni exigencias,
nunca haré la menor cosa
que los sabios me deban reprochar.

Alegres y seguros,
que todos los seres vivan tranquilos.

Que todos los seres sin excepción
—sean débiles o fuertes,
grandes, poderosos, medianos, pequeños,
visibles e invisibles, cercanos y distantes,
nacidos y por nacer—
¡que todos vivan tranquilos!

No engañaré a ninguno,
o le despreciaré por su condición.

No desearé el mal para ninguno
con ira ni malicia.

Así como una madre protege con su vida
a su hijo, su único hijo,
con un corazón inmenso
amaré a todos los seres vivientes.

Irradiaré bondad al mundo entero
hacia arriba hasta los cielos,
y hacia abajo hasta las profundidades,
hacia fuera y sin límites,
libre de odio y animosidad.

Parado, caminando, sentado o acostado,
sin cansancio,
recordaré esta instrucción.

Éste es el estado sublime.


—Buda Sakyamuni, Maitri Sutra

Fuente; La Gran Vía

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