De los cuatro sentimientos amorosos,
el primero es el más conocido,
el AMOR ALTRUISTA.
Resulta muy atractivo.
Las dos personas utilizan el cuerpo,
el habla y la mente
para regalarse uno a otro
todas las alegrías posibles.
Se desarrollan cualidades nuevas
y también gana el entorno.
El deseo de ver a todos los seres felices
es la característica aquí.
La segunda clase de amor es la COMPASIÓN.
Uno tiene de sobra para los demás.
Se regala algo significativo,
pero no se tiene ninguna expectativa.
Otras personas aprenden de este ejemplo
y entonces muchos encuentran
su propia fuerza para ser generosos.
Uno desea fervientemente
alejar el sufrimiento de los demás.
La tercera clase de sentimiento amoroso
se llama ALEGRÍA COMPARTIDA.
Uno simplemente se alegra
cuando a otros les ocurre algo bueno.
Simplemente se alegra sin necesidad
de tener un beneficio propio en el suceso.
Uno desea, además,
que los seres avancen
desde la felicidad pasajera
a la definitiva.
Un regalo de la alegría compartida
es que las buenas impresiones
de las que uno se alegra en los demás
también se acumulan en la propia mente.
La corona del amor es la ECUANIMIDAD.
Uno entiende que los seres humanos,
a pesar de que puedan ejecutar actos inconcebibles
y que producen mucho sufrimiento,
poseen fundamentalmente
una naturaleza amorosa.
Y en razón de su esencia,
nada puede destruirla o dañarla.
Fragmentos de Las Cosas como son,
Lama Ole Nydahl