lunes, 15 de septiembre de 2014

CUIDANDO AL NIÑO HERIDO




Muchos de nosotros tenemos aún un niño herido 
viviendo en nuestro interior. 

Quizá las heridas nos las hayan producido 
nuestro padre o nuestra madre. 
O tal vez a nuestro padre le hirieran de niño. 
A nuestra madre también pueden haberla herido 
cuando era niña.

Como no supieron curar las heridas de su infancia, 
nos las han transmitido. 

Si nosotros no sabemos transformar 
y curar las heridas que hay en nosotros, 
las vamos a transmitir a nuestros hijos y nietos. 

Por eso hemos de volver al niño herido 
que hay en nosotros y ayudarle a curarse.

A veces el niño herido que hay en nosotros 
necesita nuestra atención. 

Ese niño pequeño puede aflorar 
de las profundidades de nuestra conciencia 
y pedir nuestra atención. 

Si eres consciente, 
oirás su voz pidiendo ayuda. 

En ese momento, 
en lugar de contemplar un bello amanecer, 
vuelve a ti mismo 
y abraza tiernamente al niño herido 
que hay en ti. 



«Inspirando, vuelvo con el niño herido que hay en mí; 
espirando, cuidaré muy bien de mi niño herido»


Para cuidar de nosotros mismos, 
debemos volver y cuidar del niño herido 
que hay en nuestro interior. 

Debes practicar cada día 
el volver a tu niño herido. 

Abrazarlo tiernamente, 
como si fueras un hermano o una hermana mayor. 
Y tendrás que hablarle. 

Y también puedes escribir una carta 
al niño pequeño que hay en ti, 
de dos o tres páginas, 
para decir que reconoces su presencia 
y que harás todo lo posible 
para curar sus heridas.

Cuando hablamos de escuchar con compasión, 
normalmente creemos 
que se refiere a escuchar a otra persona. 

Pero también debemos escuchar 
al niño herido 
que hay en nuestro interior. 

Está en nosotros aquí, 
en el momento presente. 

Y podemos curarlo ahora mismo.


«Mi querido niño herido, estoy aquí por ti, 
listo para escucharte. 
Por favor, cuéntame tu sufrimiento, 
muéstrame todo tu dolor. 
Estoy aquí, escuchándote de verdad»

Y si sabes volver a él, 
escucharle cada día durante cinco o diez minutos, 
la curación tendrá lugar. 

Cuando subas una bella montaña 
invita al niño que hay dentro de ti 
a subir contigo. 

Cuando contemples 
una hermosa puesta de sol, 
invítale a disfrutarla contigo.

Si lo haces durante algunas semanas o meses, 
el niño herido que hay en ti se curará. 

La plena conciencia es la energía 
que puede ayudarnos a hacerlo.

Thich Nhat Hanh


Terapia del ABRAZO:

Al inspirar repite en silencio:
"me siento feliz
de poder abrazar a mi niño"


Y al espirar,
"sé que mi niño es real 
está vivo entre mis brazos"




Todos tenemos un dolor escondido en un rincón del corazón

Como sabemos que hay mucho sufrimiento ahí, no queremos entrar a buscarlo, nos resistimos, tememos a la introspección y a la meditación.


Nos parece más fácil vivir con el sufrimiento a cuestas, y nos dejamos arrastrar por la energía del hábito, que nos lleva siempre fuera del aquí y ahora, del momento presente, de la presencia del Amor, la Paz, la vida plena...

No para culparnos, pero si para despertarnos a esta maravillosa presencia, necesitamos practicar con nuestro niño el Amor verdadero, la unidad de la conciencia, comenzando por la compasión que restaura la comunicación perdida

Palabra amorosa y escucha amorosa producen el milagro de la reconciliación, por eso hay que hablarle, escribirle... y esperar hasta escucharlo.

Podemos rescatar con nuestra presencia amorosa a ese niño oculto en un rincón de la conciencia, en ese antiguo dolor que no hemos sabido comprender y perdonar, a ese hijo amado.

La vida es preciosa en el momento presente... ¿porqué elegir vivir en el pasado, o andar cargando con él?

Traigamos al niño al presente a disfrutar la maravilla de vivir de instante en instante, de sorprenderse con nuevas y más amplias experiencias... y que se alimente junto a nosotros de plena vida y no más de la energía del hábito

El milagro de la plena conciencia puede sanar y transformar todas las heridas y enseñarnos a vivir unidos y libres de verdad.

Hay un paraíso en el momento presente para que lo disfrutemos juntos, en armonía interior, en unidad de consciencia, en Amor y Luz.

Porqué no intentarlo, porqué no darle Su oportunidad?

Porqué y para qué tendríamos que seguir escondiéndonos en el rincón del desamor?



-desde Caminante Willy-

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