lunes, 14 de octubre de 2013

Entrega al Amor


La rendición nunca puede ser considerada completa 
mientras el devoto quiere esto o aquello del Señor. 

La verdadera rendición 
es amar a Dios por el amor mismo, 
ni tan siquiera por la salvación. 

En otras palabras, 
la aniquilación completa del ego 
es necesaria para conquistar el destino, 
tanto si esto se logra por la auto-indagación 
como por el camino de la devoción.



RAMANA MAHARSHI




Cuando acalles las expectativas,
los planes para el futuro, los recuerdos del pasado;
cuando acalles la búsqueda de realización material,
 los movimientos del ego,
las demandas emocionales,
las dudas mentales,
el análisis y las deducciones;
cuando acalles el encanto por
las bellezas del mundo,
las alegrías que se fueron o que podrán llegar,
la búsqueda de contacto con el alma,
la esperanza de unión con la Vida;
cuando acalles todo,
todos los anhelos serenados,
podrás entonces,
en el más puro y completo silencio,
entregarte verdaderamente.

Si los lirios no conociesen la entrega,
¿podrían vestirse más hermosos
que cualquier rey de la Tierra?

Si los pájaros no viviesen 
sólo para glorificar al Creador, 
¿podrían conocer la libertad y
tener los cielos por morada?

La entrega y el ingreso en el Reino
son un único y mismo camino.

¡Por él, llegarás a Destino!

José Trigueirinho





El aspecto más importante del Amor 
no está en darlo ni en recibirlo: está en serlo... 

Cuando necesito recibir amor de los demás, 
o necesito dar amor a los demás, 
me enredo en una situación bastante inestable. 

Ser en amor, más que darlo o tomarlo, 
es lo único que me ofrece estabilidad. 

Ser amor significa ver al Amado a mi alrededor.

Ram Dass



Como el Amor impersonal es Dios en ti, 
también su contraparte, el miedo a ser 
es el ego que se interpone entre tu presencia y tu consciencia. 

Esa consciencia es nebulosa y variable debido a sus interrupciones 
y vives en una especie de sueño, de ilusorio laberinto sin escapatoria...

El escape, la liberación, la salvación... es entregar tu miedo a los Pies del Señor, 

entregar tu ego, tu resistencia, tu falta de aceptación de la vida,
en el altar donde vive el eterno: el Silencio de tu corazón! 




Dice San Agustín: Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón estará inquieto ... 

hasta que descanse en ti.

-Caminante Willy-

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